Carnaval de Esmeraldas
Afroecuatorianos
de Esmeraldas
Ubicación
La mayor parte de la población
afroecuatoriana habita en la provincia de
Esmeraldas, ubicada en el extremo
nor-occidental del Ecuador, bordeada por el Océano Pacífico. En esta provincia
costeña, la temperatura anual alcanza los 23grados Celsius de promedio y una
pluviosidad anual de 3.000 mm.; goza de un clima tropical y cálido durante todo
el año. Aún se puede encontrar en sus costas y en las riberas de los ríos
manglares que inciden de manera definitiva en las actividades productivas de
sus pobladores.
Idioma
Español. Existen algunas diferencias
fonéticas con el español andino. En general las consonantes c, r, s, l y ll se
suavizan; las consonante p se reemplaza por la c, al interior de las palabras;
la s se suprime la final de las palabras. También se emplean algunas palabras
de origen africano, especialmente para nombrar a seres espirituales y a algunas
prácticas rituales. La estructura gramatical no presenta variaciones
importantes.
Demografía
Población: La población afroesmeraldeña es
de aproximadamente 450.000 habitantes, que hablan el español como lengua
materna.
Tipo de asentamientos: La población vive en
su gran mayoría en zonas rurales, tanto en la faja costera, como en las riberas
de los ríos del interior y en el bosque húmedo subtropical. Los asentamientos,
generalmente, están nucleados alrededor de los servicios colectivos (escuelas,
iglesia, dispensario médico).
Una cantidad importante de afroesmeraldeños
también vive en la ciudad capital de la provincia de Esmeraldas, sin que
existan zonas específicas para su asentamiento. Más bien se trata de
asentamientos mixtos entre población afroesmeraldeña y población mestiza
hispano hablante.
Turismo
·
De
playa y en las reservas naturales
·
Problemas
sociales y ambientales
·
Desaparición
de sus costumbres
Vivienda:
La vivienda de la población afroesmeraldeña
de las zonas rurales, conserva muchos rasgos de su origen africano; está hecha
de caña guadúa (Parkia
biblobosa), conocida con el mismo nombre en
Africa. El techo es fabricado con hojas de palma, tejidas entre sí.
Actualmente, este techo ha sido reemplazado por láminas de zinc y las paredes
de guadúa por otras de cemento o bloque; aunque este tipo de construcción no es
apropiado para las condiciones ecológicas del medio, se considera como una
muestra e prestigio y buena condición económica.
Generalmente la vivienda es amplia y
espaciosa; existe un área destinada a recibir a las visitas, a los amigos y
parientes que acuden a conversar en la tarde; este cuarto también acoge a los
asistentes de velorios de algún miembro de la familia.
Detrás de la sala está ubicada la cocina,
que cuenta siempre con una gran ventana que da hacia el monte o hacia el patio
trasero de la casa y que permite arrojar la basura y las aguas servidas; la
cocina tiene un brasero hecho de madera, barro y piedras, en el cual cocinan
con leña o carbón. La vajilla y los útiles de cocina se colocan sobre una
repisa de madera; en otro lugar se guardan los recipientes con agua dulce, las
bateas empleadas para el lavado de los trastes o la preparación de los
alimentos, la piedra de moler, las hojas de plátano con que se tapan las ollas,
y las ‘cabezas’ de plátano verde que es el producto central de la alimentación
del grupo afroesmeraldeño. Los víveres se guardan en canastos u ollas, que se
cuelgan de las vigas de la cocina.
Al interior existen pocos muebles e
implementos; básicamente se cuenta con una mesa, algunas sillas y camas para
los familiares. En un rincón se guardan los instrumentos de trabajo (machetes,
anzuelos, redes, bateas, etc.).
La vivienda urbana tiene iguales
características que la de la población mestiza costeña. Se trata de viviendas
de hormigón, bloque o ladrillo, con techo de loza o zinc. En la ciudad es usual
la existencia de un vestíbulo abierto hacia el exterior, que corresponde al
área social y un espacio interior, dividido en cuartos independientes para la
cocina, el comedor y los dormitorios.
Origen
y evolución histórica
Luego de la expedición española de 1525,
cuando el navegante Bartolomé Ruiz llegó a la desembocadura del río Esmeraldas,
encontró en la zona adornos de oro y esmeraldas, realizados por la población
nativa del lugar. Ya conformada la Audiencia de Quito, se le encargó a Don
Diego López de Zúñiga, la pacificación de esas tierras; para ese entonces se
habían asentado en la región los primeros grupos de africanos, como
consecuencia de los naufragios de navíos españoles que los traían a América en
condición de esclavos.
Según el Presbítero Miguel Cabello y
Balboa, fue en 1533 que ocurrió el naufragio de una nave en la desembocadura
del río Esmeraldas. La nave naufragada traía mercadería y esclavos africanos;
el grupo estaba formado por 17 hombres y 6 mujeres; aprovechando la situación,
se internaron en la selva y consiguieron así su libertad. El origen de este
grupo era diverso. Los esclavos pertenecían a distintos grupos culturales de
Africa; algunos eran miembros del pueblo Bantú, otros de Mozambique, Angola y
Africa Occidental. Luego se produjo la migración de grupos afro procedentes de
Panamá, Colombia y del Valle de El Chota, en Ecuador. Esta diversidad produjo
que la población llegada de diversos lugares, tuviera que adoptar el idioma
español para poder comunicarse entre sí, lo cual significó la pérdida de sus lenguas
maternas. Por otra parte, desde su llegada a tierras americanas, la población
afroecuatoriana ha sido sometida a diversas formas de explotación que
condujeron a que ellos deban ocultar sus prácticas culturales de origen
africano, consideradas como prácticas fetichistas y ‘primitivas’. Sin embargo,
la población afroecuatoriana, en las últimas décadas, reconoce que su
cosmovisión, sus conductas, su extroversión, sus cantos, bailes y religiosidad,
están fuertemente influenciadas por sus raíces africanas, lo cual genera un
sentimiento de unidad y comunidad, independientemente de cuál haya sido su
origen étnico.
Más tarde, durante las guerras de la
Independencia, muchos afroesmeraldeños participaron en el ejército libertario.
Posteriormente, durante la Revolución Alfarista, también existió una fuerte
presencia negra en el ejército revolucionario de Alfaro. A lo largo de la
historia del Ecuador, se destaca la presencia de este grupo en momentos en que ha
sido necesaria defender la integridad territorial del país.
Economía
Tradicionalmente, los afroesmeraldeños que
habitan en el campo han practicado una agricultura de subsistencia combinada
con la recolección de frutos del bosque tropical y de recursos de los ríos y el
mar. Existen diferencias en la actividad productiva de acuerdo al sitio de
asentamiento; quienes viven en las orillas de los ríos, un medio en el cual
resulta difícil la agricultura permanente, la base de la subsistencia es la
recolección de los recursos de la selva, como la tagua, el caucho y la madera;
también cultivan tabaco y banano, a pequeña escala, para la venta en el mercado
y el consumo familiar.
En las cabeceras de los ríos, se dedican al
cultivo de banano, caña de azúcar, coco y otras frutas tropicales; junto con
esto, realizan el lavado de oro en los ríos y también a la tala de madera, con
que elaboran distintos objetos para su uso o para la venta. Para la
construcción de su vivienda, emplean la madera de pambil y la caña que son más
resistentes a las condiciones climáticas de la zona.
La población que vive a orillas del mar, se
dedica principalmente a la pesca artesanal y al comercio menor, especialmente
de productos para el consumo de los turistas que acuden masivamente a las
playas del sector.
La población urbana que habita
especialmente en la capital provincial, se dedica a diversas actividades, ya
sea en el sector de servicios o de comercio; existe un alto porcentaje de
profesionales de distintas disciplinas que realizan su actividad en los más
variados campos.
Organización
social
Relaciones de parentesco: En general, la
familia nuclear es el modelo más extendido de organización social dentro del
grupo afroesmeraldeño, aunque los familiares de la mujer juegan un papel de
apoyo y seguridad de los niños. En el área rural es común que las parejas no
sean estables; la madre puede tener varias parejas a lo largo de su vida, y con
ellas procrear sus hijos que quedan bajo su cuidado y protección. El hombre,
cuando vive con la familia, colabora en la manutención del hogar; pero al disolverse
el vínculo, su papel en la crianza y mantenimiento de los hijos queda en un
segundo plano.
Relaciones
de género y generacionales:
El centro de la familia afroesmeraldeña es la
mujer. Ella realiza las labores del hogar, se encarga del cuidado de los niños;
en múltiples ocasiones, debido a que la estabilidad del vínculo matrimonial es
muy frágil, la mujer debe encargarse tanto del cuidado de los hijos como de las
labores del campo, para la subsistencia de su hogar. Por ello, la mujer conoce
las técnicas para el cultivo, la recolección, el lavado de oro, etc.
Cuando la pareja vive junta, al interior de
la familia, existe una cierta jerarquización de los roles masculinos y
femeninos, que se expresa, por ejemplo, en el hecho que mientras el hombres y
los hijos varones comen sentados a la mesa, la esposa y las hijas mujeres comen
sentadas en el suelo de la cocina. Pese a ello, las decisiones familiares
relativas al ámbito económico, son por lo común tomadas por consenso entre el
hombre y la mujer.
Los niños se integran tempranamente a las
actividades productivas y, por lo tanto, participan también de las decisiones
familiares relativas al trabajo, aunque no a la distribución de los ingresos
del hogar. Por esta condición, hombres y mujeres contraen matrimonio
tempranamente, sobre todo en el campo, ya que cuentan con ingresos propios para
solventar la subsistencia de una nueva familia.
Organización
política
Las formas de organización política
tradicional de la población llegada de Africa no pudieron mantenerse en el
nuevo contexto, debido a las condiciones de vida que tuvieron que enfrentar; la
población esclava no podía tener ningún tipo de organización ajena al régimen
administrativo de las plantaciones o haciendas donde trabajaban y desarrollar
formas de liderazgo colectivo podía conducir a castigos y penalizaciones. De
hecho, los esclavos que fugaban de las plantaciones, formaron colectivos
llamados ‘quilombos’, que vivían alejados y escondidos del resto de la sociedad,
pues si eran descubiertos recibían fuertes sanciones. Por ello, la población
afroesmeraldeña no ha consolidado un tipo de organización política propia; en
las últimas décadas se ha fortalecido una organización basada en el modelo de
la sociedad hispano hablante mestiza, que incluye una dirigencia (presidente,
secretario, vocales), elegida por los miembros del grupo afroesmeraldeño. La pertenencia a estas organizaciones no es
obligatoria ni generalizada; son los individuos quienes deciden pertenecer o no
a las organizaciones políticas que representan al pueblo afroesmeraldeño.
Aspectos
religiosos
Uno de los aspectos que más influyó en la
pérdida de las representaciones de origen africano, fue la evangelización
católica. La mayor parte de la población practica actualmente esta religión,
aunque con ciertos elementos de origen africano, que han pasado de generación
en generación a través de la tradición oral. Gracias a este mecanismo se ha
logrado un sincretismo entre las nociones de la divinidad del catolicismo, con
creencias animistas.
En la población rural es donde más se han
conservado estas prácticas y creencias, ligadas a la existencia de fuerzas
sobrenaturales que actúan en la vida cotidiana de las personas; un ejemplo de
ello es la ‘Tunda’, un espíritu femenino que habita en el bosque y que es
convocada por las madres cuando desean que sus hijos tengan un buen
comportamiento; según su tradición, la ‘Tunda’, se lleva a los niños desobedientes
o mal educados.
También en las celebraciones religiosas se
puede apreciar este sincretismo, como en el caso de la fiesta de San Antonio.
En esta fiesta se reúne toda la familia ampliada, que llega de lugares
distantes; durante la noche se toca los tambores, se rezan los ‘alabados’ y la
novena, se invoca a los muertos y se canta melodías tristes que aluden a la
historia del pueblo afro. La fiesta es organizada por quien ha recibido los
‘votos’, que es el mandato para realizar la celebración; al siguiente año,
habrá otra persona que reciba los ‘votos’ y deba correr con los gastos de la
fiesta. Este es un mecanismo para fortalecer y mantener la unidad familiar y
para transmitir de una generación a otra, las tradiciones de su cultura.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMe ayudo demasiado :D
ResponderEliminarExcelente, he incluido referencia en una tarea de la maestría en Administración Publica que curso.
ResponderEliminar